Las tres leyes de la robótica y el sentido común

Issaac Assimov definió las tres leyes de la robótica para que fueran la base de su programación y así evitar que los robots se rebelaran contra los humanos.

  1. Un robot no debe dañar a un ser humano o, a través de la inacción, permitir que un ser humano sufra daños.
  2. Un robot debe obedecer cualquier orden dada por un ser humano, salvo en el caso en que esas órdenes esten en conflicto con la primera ley.
  3. Un robot debe proteger su propia existencia, siempre y cuando esa protección no entre en conflicto con las leyes primera y segunda.

Cualquiera que lea estas normas puede ver que nacen del sentido común, del deseo natural de respetar la vida por encima de todo. Sería imposible que creáramos robots androides sin asegurarnos antes de que cumplirán estas leyes y si, en algún caso las incumplieran, la destrucción del androide sería inapelable (ala Blade Runner).

Pues bien, resulta que el sentido común falla más de lo que pensamos. Existe un tipo de androide que se rebela contra nosotros: las corporaciones. Aunque quizá no sean androides propiamente dichos, las corporaciones son personas jurídicas creadas por los seres humanos que cuentan con derechos muy parecidos a los nuestros y dotados de suficiente habilidad para hacer tanto o más que nosotros.

Sin embargo, sus leyes, las leyes de las corporaciones, son muy distintas:

  1. Una corporación no debe dañar a un ser humano o, a través de la inacción, permitir que un ser humano sufra daños mientras que esta protección no esté en conflicto con las leyes 2 y 3
  2. Una corporación debe obedecer cualquier orden dada por sus accionistas, salvo en el caso en que esas órdenes esten en conflicto con la ley numero 3.
  3. Una corporación debe proteger su propia existencia (a través de la adquisición de beneficios).

Debemos arreglar esta contradicción tan pronto como sea humanamente posible.

Wilson Hubbell
Nashville, TN
(via Adbusters)