Pequeña mesa. Grandes cenas.

Se dice que los pubs en Irlanda son como una segunda casa. Debe ser porque hay que pedir una segunda hipoteca para pagar las birras, si no, no lo entiendo.

Como nosotros ya tenemos nuestras deudas correspondientes adquiridas, hemos tomado la determinación de convertir el living room en un dining saloon. Y la cosa va cogiendo color. O calor mejor dicho, aunque figuradamente hablando, porque hace un frío de cojones para ser Agosto…

Lo que sí va cogiendo calorcillo es el comedor de nuestra casa, y no porque este cerca de la cocina (de hecho la cocina esta dentro del comedor), sino por la cantidad de cenas que ya hemos organizado con colegas.

La mesa es pequeña, tenemos pocos platos y solo una sarten de tamaño importante, pero las cenas salen grandes. Ayer mismo, la Judith se marco un curry y un pad thai (recetas tailandesas que se trajo en la mochila) que hicieron llorar al personal. A algunos por recordarles momentos asiáticos y a otros (como el Mario que esta de visita) por el generoso número de guindillas que escondía el sabroso color rojo.

Dentro del menú ya han aparecido recetas de todo el mundo (faltan el cous cous marroquí y el asado argentino), pero alrededor de la mesa la cosa es aún más internacional. Shaho, un colega iraní esta presente en casi todas las cenas (hasta el punto de que se suele quedar a dormir). España y Holanda son también miembros permanentes. Y el resto de nacionalidades van cambiando según la ocasión: desde rusos hasta (autodenominados) catalanes, pasando por Bretaña, Irlanda y los States.

Si el tiempo fuera un poco mejor, me dejaba el curro y me montaba un catering en el jardín.

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