Breath in, breath out.

Inspirar. Espirar. Inspirar. Espirar. Eso es, fundamentalmente, lo que se hace en un retiro silencioso de 10 dias. Prestar atención a la respiración. La experiencia a sido muy interesante. Mucho. Y, quizá, única en mi vida. Aquí vienen los detalles:

El lugar, el monasterio de Suan Mokkh, fundado por Buddhadasa Bhikkhu, el colega más importante del Budhismo tailandés. El tio se piro al campo para entender las enseñazas del Buddha rollo hermitaño en contacto con la naturaleza, y por lo visto, las entendió bastante bien porque dio charlas y más charlas que se trasncribieron en libros y más libros. Vamos, toda una eminencia. Murió hace no mucho.

La verdad es que la hermita en la que hemos estado es una pasada. Naturaleza por todas partes en forma de aguas termales, serpientes, lagartos, mariposas, arboles, tormentas, muchos insectos en general y hormigas en especial.

La habitación (o celda), acogedora. Bueno, todo lo acogedora que puede resultar una cama de cemento, con una esterilla de caña, una almohada de madera (vease tronco) y una mosquitera. Algunos pensareis que estoy de coña, pero no. La lamohada era de madera (podeis ver la foto), y la cama de cemento. Una suite.

El horario, estricto. Despertá a las 4 de la mañana y a la cama a las 9.30 de la noche. Diecisiete horas y media que se rellenaban con: lectura matutina, meditación, yoga, charla-meditación, desayuno, tareas, descanso, charla sobre budhismo, meditación, más meditación, comida, descanso, charla sobre mediatción, meditación, meditación y meditación, te, descanso, meditación y a dormir. Apetece, eh??

La comida, escasa y vegetariana, pero hay que reconocer que, aunque los desayunos eran absolutamente monotonos (e insipidos), las comidas estaban muy ricas. Deliciosas si tenemos en cuenta el efecto telescopico del hambre. El desayuno era a las 8 y la comida a las 12.30. El hambre era a partir de las 7 de la tarde.

El silencio, pues eso, silencio. Aunque lo rompiamos para cantar canciones en Pali (la lengua del Buddha) y para comentar alguna que otra jugada con el vecino de celda. Por un lado, el silencio ayuda a no desmotivar a los demás. Cuando acabó todo, nos dimos cuenta que la gente meditaba aproximadamente un 20% del tiempo, pero como estabamos tan callados, parecia que la plenitud mental era absoluta.

Por el otro lado, el silencio ayudaba bastante a mantener la disciplina. Alli no protestaba ni el kiko, romper el silencio para montar un bronca no apetece mucho. Aún así, no habia demasiado de lo que quejarse, pero siempre hay ‘‘sugerencias’’ que se pueden hacer.

El personal estaba formado por un director alemán que imponia orden y disciplina con la sonrisa que requiere dirigir un retiro espiritual, pero con un fondo de inflexibilidad que acababa marcando hasta su sonrisa.
El toque autentico lo ponian los monjes tailandeses enrrollados en sus tunicas naranjas y con sus charlas en un idioma parecido al inglés. Eran dos. El joven, un tio alegre y gracioso pero con un humor exstremadamente inocente para mentes forjadas por los Simpson y cargadas de prejuicios. El viejo era el Abad, y recordaba bastante al maestro Yoda de StarWars. El cariño era cosas de las monjas tailandesas.
Por último estaba el rollo intelectual de un monje británico que se formó en un retiro de meditación como el nuestro, pero de 5 años. El tio sabia que daba gusto sobre meditación y sobre Budhismo, además, lo sabia hacer llegar mejor que los demás gracias al idioma y a su pasado occidental.

Bueno, ya esta bien de rollo. Espero que os hayais hecho una idea de como ha sido el rollo. Ya contaré las clasicas batallitas y algo sobre la meditación desde cibers más baratos. De momento, y para que os hagais una idea, un apunte:
Por lo que he experimentado, meditar viene a ser centrarse en una sola cosa, en nuestro caso en la respiración, en una posición suficientemente incomoda como para no dormirse del aburrimiento. Así, la mente, poco a poco, deja de saltar de pensamiento en pensamiento y se alcanza lo que llaman Plenitud Mental.

Yo me quedé en no dormirme, pero aún así, como ya he dicho, la cosa no estuvo mal. De hecho estos dias seguimos levantandonos temprano, aunque no tanto y empezando el dia con el saludo al sol (yoga) y algo de meditación.


Tranquis!! No me he vuelto loco… solo atesoro vivencias.

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