Sombra no. Pero muchas nubes. II

Y cuando digo nuebes no hablo literalmente. Primero, porque Carlos dejaría de leer mi blog, y segundo porque Dublin le esta dando la espalda a su fama y nos esta regalando un verano más que agradable.

Cuando digo nubes, hablo de esas contradicciones que descubres al llegar a una nueva ciudad. Las contradicciones entre lo que esperas y lo que encuentras. Entre lo que es y lo que podría ser.

Irlanda suena a música celta, sabe a Guiness, y huele a lluvia y a verde. Y su cosmopolita capital, Dublin, rebosa vida.

Las fachadas de colores de pubs y restaurantes enmarcan las aceras por donde pasean todo tipo de personajes. Los omnipresentes autobuses amarillos de dos pisos intentan no atropellar a los bicimensajeros y otros ciclistas incoscientes. Y los hombres cartel y voceros de todo tipo de organizaciones terminan de darle detalle a la cosa.

Irlanda, como veis, tiene mucho de que estar orgulloso. Pero, como todo, también tiene su Mr Hide.

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