Dublin, donde Guinnes llueve sobre mojado.

No hay forma de resumir seis meses de vidilla en Irlanda sin empezar presentando el escenario principal. Dublin.

Para los que no sepan nada, diré que Dublin es la capital de Irlanda (que es esa isla esa que parece parte de Reino Unido, pero que es parte sólo en parte). Aquí hablan en inglés, aunque tienen un idioma propio que no se parece al vasco pero que tampoco se usa mucho y que se entiende igual de mal.

Hoy en día, y a casi todos los respectos, Dublin es una ciudad moderna, con su centro, sus horas puntas, sus tiendas, sus taxis, sus señores en traje, sus bicicletas, sus artistas y sus mendigos. La vida en las calles no para en todo el día. Y cuando acaba el día, que aquí acaba a las 7, la vida pasa a los pubs.


Dublin es una ciudad relativamente joven. Casi en la edad del pavo podriamos decir. De sus mil y pico años de vida, ha pasado gran parte de ellos un poco al margen, un poco desapercibida para todos… menos para los que vivian en Dublin.


Nunca ha sido una ciudad grande, aunque ahora es extensa. Y mucho menos una ciudad rica. Irlanda ha sido siempre un pueblo emigrante, hasta el punto de que hasta hace unos pocos años (y desde hacia medio siglo) había más Irlandeses fuera que dentro del país.

Fue hace unos 20 años que Irlanda despegó desde el punto de vista económico. Con una reformilla por aquí, y otra por allí, las cienagas que rodeaban Dublin se convirtieron en un paraíso fiscal en el que las grandes empresas han hechado raices. Durante estos 20 años la economía irlandesa ha sido la que mas ha crecido de Europa.

A juego con esta nueva imagen de cidad de exito, el Ayuntamiento ha levantado en el centro cardinal de Dublin el spire, un palo largo de vertigo que esta formado por cuatro piezas y que tardaron un año en montar porque se les perdió una. Aunque increible, la historia del spire es cierta. Podéis verlo en la primera foto y desde cualquier punto en el centro de la ciudad.

Y, sí, esta esta es la ciudad de exito a la que el Ligre se vino a triunfar, y acabó trabajando para los malos. Je! lo que son las cosas!


Reconozco que a veces echo un poco de menos España y a veces echo mucho de menos viajar. Sin embargo, Dublin se ha convertido en el escenario perfecto para mi vida en Dublin. No seria lo mismo sin ella. Aqui me he hecho preguntas y he pasado momentos que nunca antes, pero no me malentendais, no he madurado ni un poquito.


Bueno, ya corto, que como me siga enrollando, no va a leer mis próximas columnas ni mi madre.

Os dejo con las dos últimas fotos: Una vista de la bahía de Dublin y el clásico turistic-hotel-pub en el que dormí la primera noche de estos últimos tiempos. Vaya comienzo más hortera.



Volved pronto!

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